miércoles, 25 de junio de 2014

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viernes, 27 de diciembre de 2013

Historia de Miami

La Historia de Miami se remonta a mucho antes de la conquista e incorporación del territorio de la Florida al Imperio español. El área en la que los europeos fundarían la ciudad de Miami estaba habitada desde hacía más de mil años por los Indios Tequesta. Pedro Menéndez de Avilés y sus hombres visitaron la zona y la reclamaron para España en 1566. Una misión española se estableció un año más tarde. Fort Dallas se construyó a mediados del siglo XIX y consecuentemente fue un lugar de luchas durantes las guerras contra los Seminola.
El área en la que actualmente se encuentra Miami era conocía como Territorio de la Bahía Biscayne en los primeros años de su fundación. Las pocas publicaciones de la época que se han conservado describen el área como una zona salvaje con muy buenas expectativas.1 El área también fue descrita como “una de las mejores construidas de la Florida.”2 Sin embargo, la gran helada de 1894 cambió todo y los cultivos del área de Miami fueron los únicos de Florida que sobrevivieron. Julia Tuttle, una agricultora de cítricos, convenció a Henry Flagler, un constructor de carreteras, para extender la Carretera Costera Oriental de Florida hasta la localidad de Miami. El 28 de julio de 1896, Miami obtuvo el título de ciudad con una población de 300 personas.
La ciudad prosperó durante la década de los veinte del siglo XIX pero se debilitó tras la caída del Boom de los años 20 así como por el huracán de Miami de 1926 y la Gran Depresión de los 30. Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, Miami, que estaba bien situada debido a su posición estratégica en la costa sur de Florida, jugó un importante papel en las batallas contra los submarinos alemanes. La guerra provocó que la ciudad viera aumentados sus habitantes hasta medio millóm. Tras la llegada al poder de Fidel Castro en Cuba en 1959, miles de exiliados cubanos emigraron a Miami huyendo del comunismo. Durante las décadas de los 80 y los 90 del siglo XX la tranquilidad del sur de Florida se vio truncada por el asesinato a manos de la policía de Arthur McDuffie, que causó innumerables protestas, el Huracán Andrew y los sucesos en torno a a custodia de Elián González. En la actualidad, Miami es uno de los principales centros financieros y culturales del mundo.

Primeros asentamientos

Las pruebas más antiguas de asentamientos amerindios en la región de Miami datan de hace 10 mil años.3 La región estaba cubierta por pinos y coníferas en las que habitaban muchos ciervos, osos y aves salvajes. Los primeros habitantes se asentaron en la ribera del río Miami. Los principales asentamientos se encontraban en la ribera norte. Los primeros habitantes crearon muchos tipos de armas y herramientas.4
Los habitantes del área de Miami cuando llegaron los españoles fueron los indios, que controlaban el área del sureste de Florida, incluyendo lo que actualmente son los condados de Broward, Miami-Dade y Palm Beach. Los indios Tequesta pescaban y cazaban así como se dedicaban a la recolección de frutas y raíces de plantas para alimentarse, pero no practicaban la agricultura. Enterraban los pequeños huesos de sus muertos pero los grandes los dejaban en una caja para que los miembros de los asentamientos los pudieran observar. Se cree que el sitio arqueológico del Círculo de Miami fue obra de los Tequesta.

Primer asentamiento español

Ponce de León fue el primer europeo en observar el área de Miami.
En 1513, Juan Ponce de León fue el primer europeo en observar el área de Miami mientras se encontraba navegando por la Bahía Vizcaino. Escribió en su diario que había arribado a Chequescha, que es el primer nombre que se conoce de la ciudad.5 No se sabe en que punto exacto desembarcó y entró en contacto con los Tequesta. Pedro Menéndez de Avilés y sus hombres hicieron el primer desembarco acreditado cuando visitaron el asentamiento Tequesta en 1566 mientras se encontraban buscando al hijo perdido de Avilés, que había desaparecido durante un hundimiento un año antes.6 Los soldados españoles, liderados por el padre Francisco Villiareal construyeron una Misión Jesuita en la desembocadura de río Miami un año después pero tras la marcha de los españoles, los Tequesta fueron abandonados a su suerte con las enfermedades traídas por los europeos, especialmente la viruela, que diezmaban a su población. Las guerras con otras tribus disminuyeron su población y fueron vencidos fácilmente por los Maskoki. En 1711, los tequesta enviaron a un par de jefes locales a La Habana, Cuba para preguntar si podrían migrar a la isla. Los cubanos enviaron dos barcos para ayudarlos, pero las enfermedades españolas les volvieron a afectar y muchos de ellos fallecieron.7 Los españoles enviaron otra misión a la Bahía Vizcaino en 1743, donde construyeron un fuerte y una iglesia. Los misioneros propusieron crear un asentamiento permanente, donde los españoles pudieran conseguir comida para los soldados y los amerindios. Sin embargo, el proyecto fue rechazado por ser impracticable y la misión fue eliminada antes de finales de año.8

Primer asentamiento no español

Samuel Touchett recibió un lote de tierra por parte del gobierno británico de 20 000 acres (80 km²) en la zona actual de Miami en 1766. En 1772 la propiedad era dirigida por Bernard Romans. Una de las condiciones para que la donación fuera permanente era que al menos un colono blanco viviera en cada 100 acres. Aunque Touchett quería crear una plantación colonial sobre la propiedad, debido a problemas financieros nunca llegó a desarrollar su proyecto.9
Los primeros colonos permanentes llegaron a la zona de Miami a principios del siglo XIX. Pedro Fornells, un superviviente menorquín de la colonia de New Smyrna de Florida, se trasladó a Cayo Vizcaino para instalarse en la isla. Aunque regresó con su familia a San Augustín después de seis meses, dejó un delegado a cargo de su propiedad en la isla. En un viaje en 1803 Fornells había percibido la presencia de ocupantes ilegales en el continente. En 1825 Waters Smith, un oficial del gobierno de los Estados Unidos (U.S. Marshal) visitó el "Asentamiento de Cape florida", que se encontraba en el continente otorgó un estatus legal a los ocupantes del continente que carecían de título de propiedad de sus tierras.10
Los primeros colonos procedían sobre todo de las Bahamas y del sur de Florida, buscando tesoros y restos de los numerosos naufragios que se producían en los traicioneros arrecifes de la zona. Algunos habían recibido tierras de los españoles a lo largo del río Miami. Por la misma época, los indios semínolas llegaron con un grupo de esclavos huidos. En 1825 se construyó el faro de Cape Florida cerca de Cayo Vizcaino, para alertar a los barcos de la proximidad de los peligrosos arrecifes.
En la década de 1820 Richard Fitzpatrick adquirió tierras en el río Miami a los colonos locales, convirtiéndose en uno de los más exitosos terratenientes locales. Construyó una plantación de esclavos donde cultivó caña de azúcar, plátanos, maíz y frutas tropicales. Fort Dallas fue construido en la plantación de Fitzpatrick el la orilla norte del río.
La zona fue afectada por la Segunda Guerra Semínola, en la que el Mayor William S. Harney dirigió varias incursiones contra los indios. La población blanca se incrementó con la guarnición militar situada en Fort Dallas. Fue la guerra india más devastadora de la historia de los Estados Unidos, provocando una pérdida casi total de la población local de Miami. El faro de Cabo Florida fue incendiado por los semínolas en 1836 y no fue reparado hasta 1846.
Después de que la Segunda Guerra Semínola finalizara en 1842, William English, sobrino de Fitzpatrick, restableció la plantación de su tío en Miami. Proyecto la "villa de Miami" en la orilla sur del río Miami y vendió varios lotes de terreno. En 1844 Miami se convirtió en la sede de un condado, y en 1850 el primer censo arrojó un total de 96 residentes viviendo en la zona.11
La Tercera Guerra Semínola (1855-1858) no fue tan destructiva como la segunda, pero redujo los asentamientos estadounidenses en el sudeste de Florida. Al final de la guerra algunos soldados permanecieron, instalándose con la población local. Algunos de los semínolas también sobrevivieron en los Everglades. Sin embargo, en la década de 1890 sólo un puñado de personas seguía viviendo en Miami. Muchos de los colonos eran autosuficientes, atraídos a la zona por ofertas de lotes gratuitos de 160 acres de tierra por parte del gobierno federal de los Estados Unidos. Entre estos colonos estaba William Brickell, conocido como el Padre de Miami, que llegó desde Cleveland, Ohio en 1871. Instaló una oficina de correos en la desembocadura del río Miami y adquirió varios terrenos en la zona.

Historia de Lima

La historia de Lima, la capital del Perú, empezó con su fundación por Francisco Pizarro el 18 de enero de 1535. La ciudad fue establecida en el valle del río Rímac en un área poblada por el señorío de Ichma. Se convirtió en capital del Virreinato del Perú y sede de una Real Audiencia en 1543. En el siglo XVII, la ciudad prosperó como centro de una extensa red comercial a pesar de los frecuentes terremotos y la amenaza de la piratería. Este auge llegó a su final en el siglo XVIII a consecuencia del declive económico de Lima y de las Reformas borbónicas.
La población limeña jugó un papel ambiguo en el proceso de independencia del Perú (1821–1824); la ciudad sufrió los desmanes de las fuerzas realistas y patriotas por igual. Tras la emancipación, Lima pasó a ser la capital de la República del Perú. Gozó de un corto período de prosperidad a mediados del siglo XIX, hasta su ocupación y saqueo a manos de tropas chilenas durante la Guerra del Pacífico (1879–1883). Después de la guerra, se inició un período de expansión demográfica y renovación urbana. La población creció aceleradamente a partir de la década de 1940 como consecuencia de una fuerte inmigración desde las regiones andinas del Perú. Esto llevó a la proliferación de barrios periféricos conocidos como "pueblos jóvenes" pues la expansión de los servicios básicos quedó muy rezagada frente al crecimiento demográfico.

Fundación

Pachacámac fue un importante centro religioso antes de la llegada de los conquistadores españoles.
En la era precolombina, el territorio de lo que hoy es la ciudad de Lima estaba habitado por diversos grupos amerindios. Antes de la llegada del Imperio inca a la región, los valles de los ríos Rímac y Lurín estaban agrupados bajo el señorío de Ichma.1 Su presencia ha quedado atestiguada en unas 40 pirámides de adobes, asociadas al sistema de irrigación de los valles.2 En el siglo XV, los Incas conquistaron la región y erigieron sus propios edificios públicos en sitios como Pachacámac.
En 1532, un grupo de conquistadores españoles dirigidos por Francisco Pizarro derrotaron al inca Atahualpa y conquistaron su imperio. Dado que la Corona Española había nombrado a Pizarro gobernador de las tierras que conquistase,3 éste emprendió la búsqueda de un lugar adecuado para establecer su capital. Su primera elección fue la ciudad de Jauja, sin embargo, esta ubicación fue considerada inconveniente por su altitud y su lejanía del mar al estar situada en medio de los Andes.4 Exploradores españoles dieron cuenta de un mejor lugar en el valle del Rímac, cerca del Océano Pacífico, con abundantes provisiones de agua y madera, extensos campos de cultivo y un buen clima. Ahí, Pizarro fundó su nueva capital el 18 de enero de 1535 con el nombre de Ciudad de los Reyes.5
En agosto de 1536, la recién fundada ciudad fue sitiada por las tropas de Manco Inca, líder de una rebelión incaica contra el mandato español. Los españoles y sus aliados nativos, encabezados por el propio Pizarro, derrotaron a los rebeldes luego de fuertes luchas en las calles de la ciudad y sus alrededores.6 El 3 de noviembre de 1536, la Corona Española reconoció la fundación y el 7 de diciembre de 1537, el emperador Carlos V confirió un escudo de armas a la ciudad.

Época virreinal

Los balcones fueron un rasgo distintivo de la arquitectura limeña durante el virreinato.
Durante los siguientes años, Lima debió afrontar los disturbios causados por las disputas entre diferentes grupos de españoles. Al mismo tiempo, aumentó su prestigio al ser designada capital del Virreinato del Perú y sede de una Real Audiencia en 1543.7 La primera universidad limeña, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, fue establecida en 1551 y la primera imprenta en 1584. La ciudad también se convirtió en un importante centro religioso, en 1541 se convirtió en sede de una diócesis de la Iglesia Católica, la cual se convirtió en arquidiócesis cinco años después.8
Lima prosperó en el siglo XVII como el centro de una vasta red comercial que integraba el Virreinato del Perú con América, Europa y Asia Oriental.9 Los comerciantes limeños canalizaban la plata peruana a través del cercano puerto del Callao y la intercambiaban por bienes importados en la feria comercial de Portobello, en la actual Panamá.10 Esta práctica era sancionada por ley, pues la Corona había estipulado que todo el comercio del virreinato debía pasar por el Callao en su camino hacia y desde mercados del exterior. La prosperidad económica de la ciudad se vio reflejada en su rápido crecimiento, la población aumentó de alrededor de 25.000 en 1619 a un estimado de 80.000 en 1687.11
Paisaje que recrea la periferia y ecosistema de la ciudad de Lima en un grabado de 1744 publicado en la obra Relación histórica del viaje a la América meridional Tomo II de Jorge Juan y Antonio de Ulloa.
Sin embargo, la ciudad no estuvo libre de peligros. El 20 de octubre y 21 de diciembre de 1687, fuertes terremotos destruyeron gran parte de la ciudad y sus alrededores.12 El desastre fue seguido por epidemias y falta de alimentos lo que provocó el descenso de la población a menos de 40.000 para 1692.13 Una segunda amenaza era la presencia de piratas y corsarios en el Océano Pacífico. Una expedición naval holandesa atacó el puerto del Callao en 1624 pero fue rechazada por el virrey Diego Fernández de Córdoba.14 Bucaneros ingleses proliferaron en las aguas del Pacífico en la década de 1680 hasta que fueron repelidos por los comerciantes de Lima en 1690.15 Como medida de precaución, el virrey Melchor de Navarra y Rocafull construyó las Murallas de Lima entre 1684 y 1687.16
El terremoto de 1687 marcó un punto de quiebre en la historia de Lima pues coincidió con una recesión en el comercio, el declive de la producción de plata y una mayor competencia económica con ciudades como Buenos Aires.17 A estos problemas se sumó un devastador terremoto el 28 de octubre de 1746, el cual causó severos daños en la ciudad y arrasó El Callao, obligando a un gran esfuerzo de reconstrucción a cargo del virrey José Antonio Manso de Velasco.18 Este desastre generó una intensa devoción hacia una imagen de Cristo conocida como el Señor de los Milagros, la cual ha sido sacada en procesión cada octubre desde 1746.19
Durante la segunda mitad de la época virreinal, durante el gobierno de los reyes de la Casa de Borbón, el desarrollo urbano de Lima estuvo marcado por las ideas de la Ilustración sobre la salud pública y el control social.20 Entre los edificios construidos durante este periodo se encuentran un coliseo de gallos, la Plaza de Toros de Acho y el Cementerio General. Los dos primeros fueron construidos para regular esas actividades populares centralizándolas en un solo lugar, mientras que el cementerio puso fin a la práctica de enterrar a los muertos en las iglesias, considerada insalubre por las autoridades públicas.20

Independencia

José de San Martín proclamó la independencia del Perú en Lima el 28 de julio de 1821.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, Lima se vio afectada por las Reformas borbónicas pues perdió su monopolio sobre el comercio exterior, así como el dominio de la importante región minera del Alto Perú que en 1776 fue transferida al Virreinato del Río de la Plata.21 Este debilitamiento económico llevó a la élite de la ciudad a depender de cargos en el gobierno virreinal y en la Iglesia para su sostenimiento; se mostró reticente a apoyar la independencia.22 En la década de 1810, la ciudad se convirtió en un bastión realista durante las Guerras de Independencia Hispanoamericana bajo el gobierno del virrey José Fernando de Abascal y Sousa.
Una expedición combinada de patriotas argentinos y chilenos dirigidos por el general José de San Martín desembarcó al sur de Lima el 7 de septiembre de 1820, pero no atacaron la ciudad. Enfrentado a un bloqueo naval y a la acción de guerrillas en tierra firme, el virrey José de la Serna se vio forzado a evacuar la ciudad en julio de 1821 para salvar al ejército realista.23 Temiendo un levantamiento popular y careciendo de recursos para imponer el orden, el consejo de la ciudad invitó a San Martín a entrar en Lima y firmó una Declaración de Independencia a su solicitud.24 La guerra se prolongó por dos años más, durante los cuales la ciudad cambió de manos muchas veces y sufrió abusos de ambos bandos. Para cuando la guerra se decidió, el 9 de diciembre de 1824 en la Batalla de Ayacucho, Lima había quedado considerablemente empobrecida.

Época republicana

El Palacio de la Exposición fue construido para acoger una Exposición Internacional en 1872.
Después de la Guerra de Independencia, Lima se convirtió en la capital de la República del Perú pero el estancamiento económico y desorden político del país paralizó su desarrollo urbano. Esta situación se revirtió en la década de 1850, cuando los crecientes ingresos públicos y privados derivados de la exportación del guano permitieron una rápida expansión de la ciudad.25 En los veinte años siguientes, el Estado financió la construcción de edificios públicos de gran tamaño para reemplazar los antiguos establecimientos virreinales, entre estos se encuentran el Mercado Central, el Camal General, el Asilo Mental, la Penitenciaría y el Hospital Dos de Mayo.26 También hubo mejoras en las comunicaciones; en 1850 se completó una línea de ferrocarril entre Lima y Callao y en 1870 se inauguró un puente de hierro sobre el río Rímac, bautizado como Puente Balta.27 En 1872 se demolieron las murallas de la ciudad previendo un mayor crecimiento urbano a futuro.28 Sin embargo, este periodo de expansión económica también ensanchó la brecha entre ricos y pobres, produciendo un extendido descontento social.29
Durante la Guerra del Pacífico (1879–1883), el ejército chileno ocupó Lima después de derrotar a las tropas peruanas en las batallas de San Juan y Miraflores. La ciudad sufrió los desmanes de los invasores, quienes saquearon museos, bibliotecas públicas e instituciones educativas.30 Al mismo tiempo, turbas enardecidas atacaron a los ciudadanos pudientes y a la colonia asiática, saqueando sus propiedades y negocios.31
El Hotel Bolívar fue parte de un proceso de renovación urbana en la primera mitad del siglo XX.
Después de la guerra, la ciudad atravesó por un proceso de renovación urbana y expansión desde la década de 1890 hasta la de 1920. Ya que el centro de Lima se hallaba sobrepoblado, en 1896 se estableció el área residencial de La Victoria como un barrio obrero.32 Durante este período la configuración de la urbe fue modificada por la construcción de grandes avenidas que entrecruzaron la ciudad y la conectaron con poblados vecinos como Miraflores.33 Entre las décadas de 1920 y 1940, muchos edificios del centro histórico fueron reconstruidos, incluyendo el Palacio de Gobierno y el Palacio Municipal.34
El 24 de mayo de 1940, un terremoto destruyó gran parte de la ciudad, que por entonces estaba construida principalmente con adobe y quincha. En la década de 1940, Lima inició un período de acelerado crecimiento como consecuencia de la inmigración desde las regiones andinas del Perú. La población, estimada en 0,6 millones de habitantes en 1940, alcanzó 1,9 millones en 1960 y 4,8 millones en 1980.35 El área urbana, anteriormente confinada a una zona triangular delimitada por el centro histórico, El Callao y Chorrillos, se extendió más allá del río Rímac por el norte, a lo largo de la Carretera Central por el este, y también más hacia el sur.36 Durante este periodo se llevaron a cabo una serie de obras públicas importantes, principalmente bajo los gobiernos de Manuel A. Odría (1948–1956) y Juan Velasco Alvarado (1968–1975). El Brutalismo fue el estilo arquitectónico predominante durante la década de 1970, tal como lo ejemplifica el masivo edificio de Petroperú, construido para albergar la sede de la compañía de petróleo estatal.37 Aun así, el crecimiento poblacional rebasó el desarrollo de los servicios públicos, llevando a la proliferación de barriadas, conocidas localmente como "pueblos jóvenes". De acuerdo al censo de 1993, la población de la ciudad ascendía a 6,4 millones de habitantes, equivalente a un 28,4% del total de la población del Perú en comparación con el 9,4% que representaba en 1940.35

Véase también

Notas

  1. Ir a Conlee et al, "Late Prehispanic sociopolitical complexity", p. 218.
  2. Ir a Conlee et al, "Late Prehispanic sociopolitical complexity", pp. 220–221.
  3. Ir a Hemming, The conquest, p. 28.
  4. Ir a Hemming, The conquest, pp. 140, 145.
  5. Ir a Klarén, Peru, p. 39.
  6. Ir a Hemming, The conquest, pp. 203–206.
  7. Ir a Klarén, Peru, p. 87.
  8. Ir a Klarén, Peru, p. 56.
  9. Ir a Andrien, Crisis and decline, pp. 11–13.
  10. Ir a Andrien, Crisis and decline, p. 16.
  11. Ir a Andrien, Crisis and decline, p. 30.
  12. Ir a Andrien, Crisis and decline, p. 26.
  13. Ir a Andrien, Crisis and decline, p. 27.
  14. Ir a Clayton, "Local initiative and finance", pp. 288–290.
  15. Ir a Clayton, "Local initiative and finance", pp. 294–299.
  16. Ir a Higgings, Lima, p. 45.
  17. Ir a Andrien, Crisis and decline, p. 28.
  18. Ir a Walker, "The upper classes", pp. 53–55.
  19. Ir a Higgings, Lima, p. 75.
  20. Saltar a: a b Ramón, "El guion", pp. 13.
  21. Ir a Anna, Fall of the royal government, pp. 4–5.
  22. Ir a Anna, Fall of the royal government, pp. 23–24.
  23. Ir a Anna, Fall of the royal government, pp. 176–177.
  24. Ir a Anna, Fall of the royal government, pp. 178–180.
  25. Ir a Klarén, Peru, p. 169.
  26. Ir a Ramón, "El guion", pp. 14–16.
  27. Ir a Higgings, Lima, pp. 83, 111.
  28. Ir a Ramón, "El guion", p. 16–17.
  29. Ir a Klarén, Peru, p. 170.
  30. Ir a Higgings, Lima, p. 107.
  31. Ir a Klarén, Peru, p. 192.
  32. Ir a Ramón, "El guion", p. 22.
  33. Ir a Ramón, "El guion", pp. 23–24.
  34. Ir a García, "Arquitectura", pp. 142, 145.
  35. Saltar a: a b Instituto Nacional de Estadística e Informática, Lima Metropolitana perfil socio-demográfico. Revisado el 12 de agosto de 2007
  36. Ir a Dietz, Poverty and problem-solving, p. 35.
  37. Ir a Higgings, Lima, p. 181.

Bibliografía

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  • Walker, Charles. "The upper classes and their upper stories: architecture and the aftermath of the Lima earthquake of 1746". Hispanic American Historical Review 83 (1): 53–82 (febrero de 2003). (en inglés)

Historia del Perú

La historia del Perú abarca de manera continua más de 13 milenios de años de ocupación humana.1 Los primeros grupos humanos habrían llegado hacia fines de la glaciación wisconsiense hacia el XIII milenio a. C. como cazadores-recolectores, cuyos descendientes empezaron a desarrollar la horticultura hacia el VIII milenio a. C.. A partir de entonces se dio inicio un escalamiento en la complejidad social y cultural de los pueblos de la región, que dio nacimiento al Antiguo Perú. Hacia el IV milenio a. C., aparecieron en la costa central las primeras sociedades con arquitectura monumental que tejieron una extensa red de comercio vinculando productos de la Amazonía y las costas ecuatorianas. Conformaron la cultura Caral-Supe, desvanecida hacia el 1.800 a. C. mientras daba paso a nuevas poblaciones en la costa al norte y sur, albores del surgimiento de Cupisnique y al posterior fenómeno de Chavín, un importante centro cultural que articuló las sociedades agrícolas de su época hasta el 200 a. C..
Chavín fue sucedida por los primeros Estados militarizados de las culturas Moche al norte y Nazca al sur, surgidos en paralelo al ascenso de Tiahuanaco en el Altiplano. Hacia el año 600, surge en la zona de Ayacucho la cultura Huari, cimentada en desarrollo de la andenería para el cultivo del maíz, la cual mostró un desarrollo urbanístico y una notable influencia Nazca y Tiahuanaco. Huari se expandió progresivamente por los Andes al norte hasta Cajamarca. A inicios del II milenio el poder político se fraccionó dando origen varios estados centralistas como Lambayeque y Chimú en el norte y Chincha en el sur. Éste último artículo una vasta red de comercio desde el Ecuador hasta el Altiplano. En 1438, el Imperio incaico inicia su expansión hasta dominar, hacia el siglo XVI, el territorio más extenso en el hemisferio occidental.
En 1532, aconteció la Conquista del Perú, conducida por Francisco Pizarro con apoyo de algunos pueblos disidentes del incanato, sucedida por las guerras civiles entre conquistadores hasta el definitivo establecimiento del Virreinato del Perú en 1572. La llegada de los españoles y la era colonial significó la introducción de la Iglesia católica y un intenso mestizaje entre españoles, indios y negros trasladados en calidad de esclavos desde África. Durante el siglo XVII, la explotación minera dominó la economía mercantilista del virreinato, especialmente alrededor de Potosí.
La implementación de las agresivas Reformas Borbónicas en el siglo XVIII fomentaron sucesivas rebeliones que desembocaron en la violenta Rebelión de Túpac Amaru II (1780-1781). La invasión francesa en España fomentó las ideas libertarias en el Perú, que declaró su Independencia en 1821 y la consolidó en 1824 con la ayuda de los movimientos libertadores del sur y del norte.
Tradicionalmente, la historia peruana ha sido dividida en las épocas Precolombina, Colonial (a partir de la Conquista) y Republicana (tras la Independencia)

Antiguo Perú

Periodo Lítico

Pinturas rupestres de una de las cuevas de Toquepala, cuya antigüedad se ha calculado en 9.000 años.
La etapa más extensa de la historia peruana es la que precede a la conquista española en los fines del siglo XV. Las evidencias más antiguas de seres humanos en el Perú permiten suponer que el hombre llegó hace unos quince mil años procedente de otros continentes, a finales de la última edad glacial, en el pleistoceno para ser más exactos.
Los primeros peruanos, organizados en bandas y clanes, eran cazadores y recolectores. La caza de camélidos sudamericanos en las zonas alto andinas (especialmente guanacos); y la pesca y recolección de mariscos en la costa del océano Pacífico (aprovechando la riqueza biológica de la Corriente de Humboldt) fueron sus principales actividades económicas. También elaboraban herramientas de piedra tallada. Los vestigios más importantes de esa época han sido hallados en los siguientes yacimientos:

Periodo Arcaico Temprano

La primera parte del Arcaico, conocido como Arcaico Temprano, se extiende del 8.000 al 3.000 a.C.
Luego del retiro progresivo de los glaciares, los cazadores de camélidos y cérvidos colonizaron las punas y los valles altoandinos. Las condiciones climáticas similares a las actuales aceleraron el proceso de domesticación de las plantas y animales. Aparecen así los primeros horticultores seminómadas, pero sin dejar de lado la caza y la recolección. En la costa, la actividad predominante era la pesca y el marisqueo.
El progresivo descubrimiento de la agricultura permitió una economía cada vez más sedentaria. Las primeras chozas, descubiertas en la costa (Chilca, Paracas), son de material de origen vegetal, posteriormente serán de piedra y barro. Aparecen también los primeros tejidos rudimentarios. Se dan en este contexto los primeros casos de arquitectura ceremonial con carácter monumental, de artes figurativas y de intercambio de productos entre regiones e incluso de zonas más alejadas (conchas Spondylus).
Las evidencias más tempranas de cultivo de plantas en el Perú provienen de los siguientes sitios:
Otros sitios importantes de esta época son los siguientes.
  • Santo Domingo de Paracas, en la península de Paracas, donde se hallaron los restos del primer pescador con red de América, constructor de la aldea más antigua del Perú. Es el primer horticultor de la costa andinoamericana.
  • Telarmachay, abrigo rocoso de la sierra central, en el departamento de Junín, con restos del primer domesticador de camélidos (llamas y alpacas) de América.
  • Tres Ventanas, en la sierra de Huarochirí del departamento de Lima, con vestigios de la domesticación de camote, olluco y calabaza.
  • Chilca (Pueblo 1), en el pampa de Chilca, en la costa central, sur de Lima, con restos de una pequeña aldea con chozas y entierros.
  • Piquimachay (fase Jayhua y Chihua), cerca de Ayacucho, sierra sur, con restos del primer criador de cuyes de América; cultivo de quinua y calabaza.
  • Jayhuamachay II, también cerca de Ayacucho, con evidencias de cultivo de achiote y crianza de camélidos.
  • Cerro Paloma, en el valle de Chilca, en la costa central, sur de Lima, donde se hallaron restos de aldeas superpuestas, así como numerosos entierros humanos.

Periodo Arcaico Tardío

Pirámides en Caral.
El Altar del Fuego Sagrado en Caral.
En la segunda mitad del Arcaico, conocido como Arcaico Tardío y que se extiende de 3.000 a 1.800 a.C. se caracteriza principalmente por la aparición la arquitectura monumental con los primeros centros administrativos-ceremoniales o templos. Aparecen organizaciones más complejas de tipo presuntamente teocrático. Los ciclos agrícolas, dominados por sacerdotes astrónomos, debieron dotar a estos de mucho poder.
En Huaca Prieta, en el valle de Chicama, costa norte en La Libertad, se halló el primer textil precerámico del Perú y de América, así como mates pirograbados.
Los primeros templos surgen en la costa central y nor-central; y en la sierra central. Generalmente son pirámides escalonadas, con plazas circulares hundidas, unas veces adheridas al monumento y otras desligadas de él. Hacia el final del periodo aparecerán las primeras construcciones con planta en forma de U.
Los templos o centros administrativos-ceremoniales relevantes de esta etapa son Kotosh, El Áspero, La Galgada, Bandurria, Punkurí, Sechín Bajo, Cerro Sechín, El Paraíso, y, especialmente, Caral.

Caral, la primera civilización de América

Hacia el 3200 a. C. surge la Civilización Caral en la costa central peruana. Una de sus ciudades más antiguas, Caral, tenía pirámides de piedra, plazas ceremoniales y altares en torno a fuego sagrado, diseños complejos que evidencian un dominio magistral en el uso del espacio. Sus habitantes tocaban música con flautas de dos bocinas.
Desde entonces, a lo largo del territorio peruano se sucedieron una serie de tradiciones culturales que originaron Confederaciones, Reinos e imperios durante casi cuarenta siglos.

Periodo Formativo

Formativo, entre 1800 a. C. y 200 d. C.
Vista del Templo Nuevo o Castillo de Chavín: Pórtico de las Falcónidas
Cabeza clava en su ubicación original, uno de los muros del Templo Nuevo de Chavín.
El periodo Formativo, llamado también Inicial, se subdivide a la vez en tres:
  • Formativo Inferior (1800 - 1500 a.C.)
  • Formativo Medio (1500 - 700 a.C.)
  • Formativo Superior (700 - 200 a.C.)

Formativo Inferior

Convencionalmente, se fija el inicio del Formativo con la aparición de la cerámica, evidencias de la cual se han hallado en los siguientes sitios:
  • Tutishcainyo, en la selva amazónica (Ucayali), hacia 1900 a 1700 a.C.
  • Fase Wairajirca de Kotosh, en la sierra (Huánuco), hacia 1850 a.C.
  • Las Haldas, en la costa (Áncash), hacia 1800 a.C., y
  • Ancón, en la costa (Lima), en 1600 a.C.
Otros logros significativos de esta época son el cultivo del maíz, la construcción de grandes acueductos, el desarrollo de la textilería y de la orfebrería. En el aspecto político surgen las jefaturas o señoríos que concentran el poder.
Sin embargo, la principal característica de este periodo es la aparición de la arquitectura monumental y de gran envergadura. Los centros ceremoniales suelen abarcar áreas más extensas que las de sus antecesoras del periodo arcaico. Los planos de sus templos o santuarios suelen tener la forma de la letra “U” invertida: una construcción central y dos construcciones en los lados laterales, alrededor de plazas circulares o rectangulares.
Las mayores expresiones monumentales que destacaron durante los inicios del Formativo, algunos de los cuales se mantuvieron vigentes en la siguiente fase, fueron:
  • Huaca La Florida, situada en el valle del Rímac (Lima).
  • Cardal, que se ubica en el valle de Lurín (Lima).
  • Las Haldas, cerca de Casma (Áncash), al borde del Océano Pacífico.
  • Pampa de las Llamas-Moxeke, en el valle de Casma. Lo conforman dos monumentos o pirámides: Moxeke y Huaca A (o Huaca de las Llamas).
  • Sechín Alto, en Casma, es un complejo enorme, tal vez el más grande del Formativo, con un templo piramidal de plataformas superpuestas como monumento principal.
  • Cerro Sechín, entre los ríos Sechín y Casma, cerca del anterior, célebre por sus monolitos de sus fachadas, con representaciones en relieve de sacerdotes-guerreros y cuerpos mutilados (hacia 1500 a.C.).
  • Huacaloma, situado en la cuenca del Crisnejo (Cajamarca).

Formativo Medio

Surge la cultura Cupisnique, en la costa norte, que lleva a la cerámica andina a sus primeras cimas artísticas. De la misma área de influencia es el complejo de Caballo Muerto, en el valle del Moche (La Libertad), siendo su principal monumento la Huaca de los Reyes. También destacan Punkurí y Cerro Blanco, en el valle de Nepeña (Áncash).
Empieza a construirse el santuario de Chavín de Huántar, en la sierra de Áncash, colindando con la ceja de selva (hacia 1200-1000 a.C.). Destacan también los sitios de la costa central, siendo el más importante Garagay (Lima). En Cajamarca se construye el canal de Cumbemayo y surgen los centros ceremoniales de Pacopampa y Kuntur Wasi. En la cuenca de Titicaca se desarrolla la Cultura Chiripa.
A partir del 900-800 a.C. se observa en el mundo andino integraciones religiosas y políticas sin precedentes. Los templos locales fueron abandonados y se impuso Chavín de Huántar como centro de culto de prestigio suprarregional. El llamado Templo o Castillo de Chavín se convirtió en centro de peregrinación de todas las culturas andinas (hacia el 800 a. C.). Ha dado su nombre a todo un horizonte cultural (Cultura Chavín) que es bien conocido por sus representaciones artísticas de seres que mezclan atributos de jaguar, serpiente y ave en forma humanizada, comúnmente conocido como el “dios felino”. Representaciones de dicho dios y sus variantes se hallan en diversas esculturas o monolitos chavines: el Lanzón monolítico, la Estela de Raimondi, el Obelisco Tello, la Estela de Yauya y las Cabezas clavas. La influencia de dicho santuario fue tan acentuada a tal punto que el cronista español Vásquez de Espinoza (1630), dos milenios después, escuchó que había sido este un antiguo "santuario de los más famosos de los gentiles".

Formativo Superior

Se desarrollan diversas expresiones culturales regionales, con fuerte influencia de Chavín. En la costa sur surge el pueblo agricultor y pescador de Paracas, cuyos bordados multicolores son algunos de los objetos de arte más preciados del antiguo Perú. En el altiplano del Titicaca, la Cultura Pucará implementa exitosamente un sistema de cultivo de campos elevados rodeados de agua (camellones o waru waru) que permitía la agricultura en las frías planicies alto andinas.
En el final de este período, hacia el 400 y 200 a.C., la presión de las poblaciones vecinas, que se filtraron desde la periferia, provocó el abandono de los templos y de varios centros regionales menores.

Culturas Regionales Tempranas

Intermedio Temprano, entre los siglos II a. C. y VI d. C.
Hacia el 200 a. C. la civilización ha evolucionado a formas políticas más complejas. La agricultura se hace extensiva, construyéndose grandes irrigaciones sobre los desiertos de la costa norte y central e ingeniosos acueductos subterráneos en las costa sur. Las sociedades Moche, Nazca, Recuay, Cajamarca, Vicus, Lima y Tiahuanaco (con capital en un gran centro ceremonial del mismo nombre en el norte de Bolivia) son las más conocidas y exitosas de este período. La mayoría de ellas parece haber estado regida por sofisticadas élites guerreras que alentaban la producción de objetos de arte de gran calidad, que son considerados algunas de las obras más importantes del arte americano precolombino (especialmente la alfarería moche, nazca y recuay; el tejido nazca, la joyería moche, el arte lítico tiahuanacota).

Horizonte Medio

Calle de la antigua ciudad de Piquillacta.
Entre los siglos VI y XII.
Hacia el 500 de nuestra era diversos trastornos climáticos parecen haber afectado negativamente a las culturas costeñas. Parece que las culturas serranas se adaptaron mejor a la nueva situación porque las de la costa inician cierta decadencia. El Estado Tiahuanaco alcanza una enorme influencia por todo el sur peruano, el norte chileno y buena parte de Bolivia. En la sierra sur peruana, la cultura Huarpa de Ayacucho se vio fuertemente influenciada tanto por el esplendor de las creencias y rituales de Tiahuanaco como por el intercambio comercial con los Nazca de la costa hasta generar un proceso cultural original, desarrollando un tipo de urbanismo desconocido hasta entonces en los Andes. Pronto los ayacuchanos hicieron de la ciudad de Huari su centro, dotándola de grandes templos, calles ortogonales y sistemas de canales de agua dentro de la ciudad. Los Huari, aprovechando las laderas de los cerros, iniciaron un tipo de agricultura de bancales o andenes en las montañas a una escala nunca antes vista. Así generaron los excedentes económicos suficientes para emprender la expansión de sus dominios y cultura. La cultura Huari se expande (en lo que muchos consideran el primer imperio andino) hasta Cajamarca y Lambayeque por el norte y hasta la frontera con Tiahuanaco (a la altura de Sicuani y Moquegua) por el sur, construyendo redes de caminos y popularizando sus formas de gobierno y su estilo de ciudad.
Hacia el 1100, a pesar de esto las culturas locales conquistadas fueron sometidas de su influencia. El Estado Lambayeque y otra como la cultura chancay fue pionero en ese proceso. La ciudad sagrada de Pachacámac (un gran centro de peregrinación para entonces) en la costa central, que con los huari había alcanzado gran esplendor, no necesitó más de los ayacuchanos para renovar su prestigio y expandir su propia influencia por la costa central.

Estados Regionales Tardíos

Período Intermedio Tardío o Período de los Estados Regionales, siglos del XII al XIV
Un muro del Palacio Tschudi en Chan Chan, capital de los chimú.
Hacia el 1200 los chimú, descendientes de los moche, construyen entre los valles de Moche y Chicama una ciudad que llegaría a ser la más grande del subcontinente: Chan Chan. La dinastía de Tacaynamo, que los gobernaba, emprendió pronto la conquista de los valles cercanos. Hacia 1450 el Reino Chimú había alcanzado su máxima expansión, llegando sus fronteras hasta Ecuador por el norte y hasta el valle de Pativilca en la costa central.
En la costa sur, los descendientes de los nazca, los chincha, habían creado un nuevo estado sustentado en el comercio de caravanas de llamas y balsas que navegaban la costa del Perú y Ecuador. Su capital estaba en el Valle de Chincha. En 1545 el cronista Pedro Cieza de León escribió que "cuando el marqués Don Francisco Pizarro (...) descubrió la costa de este reino (el Perú) por toda ella le decían que fuese a Chincha, que era la mayor (provincia) y (lo) mejor de todo."
El altiplano del Titicaca, luego de la caída de Tiahuanaco, vio el surgimiento de los collas y los lupaca, cuyas economías estaban dominadas por la ganadería de camélidos.
En la sierra nor oriental los pueblos de las nubes, los chachapoyas, construían para entonces grandes ciudades de piedra de estructura circular (como Gran Pajatén o Kuélap). Marcahuamachuco y Cajamarca eran otros reinos importantes en la sierra norte.
En la sierra central y sur, el vacío creado por la desaparición de Huari fue llenado por una serie de federaciones de ayllus o clanes macro familiares cuya economía, completamente agraria, tenía fuertes tintes militares y estaba marcadas relaciones rituales. Entre estos pueblos estaban los huancas, los pocras, los chancas. Pero el más famoso de ellos es el de los quechuas del Cuzco.

El Imperio incaico: Tahuantinsuyo

Virreinato

Conquista del Perú (1532-1572)

En 1532, el triunfador de las guerras de sucesión, Atahualpa, se reunió con los españoles en la plaza de Cajamarca. Éste, si bien había ganado las guerras, todavía no era considerado como el Inca, ya que Atahualpa todavía no había reconstruido el mundo, es decir, no había vuelto a entrelazar los vínculos familiares con los pueblos sometidos, ni siquiera había llegado al Cuzco (Huayna Cápac habría tenido un buen número de esposas debido a estos lazos familiares con los diversos grupos étnicos, Atahualpa era hijo de una princesa quiteña y de Huayna Cápac). De esta manera, el noble cusqueño mandó a vaciar la ciudad para esta ocasión. Los españoles, con ayuda de los grupos étnicos opuestos a la dominación cusqueña o simplemente opuestos a que Atahualpa fuera el gobernante, en favor de Huáscar, se apostaron de manera estratégica por toda la plaza de la ciudad andina. Así, entró Atahualpa, llevado en andas, seguido por el curaca de Chincha, también en andas debido a su importante condición como aliado del imperio, con su enorme séquito: nobles cusqueños, sacerdotes, vírgenes del sol, mujeres que las asistían, músicos, danzantes, sirvientes diversos: desde personas que barrían el camino para el paso de Atahualpa, otras que echaban flores, así como personas que cargaban las andas del Inca con sus múltiples relevos y, finalmente algunos guerreros, mientras que el grueso del ejército se quedó en las afueras de la ciudad. Así, los españoles se prepararon para entrevistarse con el Inca, mediante los intérpretes que habían conseguido en pueblos anteriores, se comunicaron con el Inca exigiéndole que se sometiera a la voluntad del Rey de España. Después de que el Inca tirara la biblia, los españoles lo atacaron a él y a su séquito, matando a toda persona que se interpusiera entre ellos y el Inca. Luego de una sangrienta matanza, él fue hecho prisionero.

A partir de este hecho, miembros de la élite cusqueña que veían una posibilidad de subir al poder y los diferentes grupos étnicos, liderados por una élite culta, entran en un juego de negociaciones con españoles, con Cuzco, con otros nobles; se generó una situación de desconcierto, en la cual muchos grupos étnicos encontraban indispensable un levantamiento, por lo cual no dudaron en apoyar a este movimiento que recién se formaba. Así, los antiguos enemigos del imperio,(entre los que se encontraban los huancas, los chachapoyas, los cañari), apoyaron al movimiento con guerreros, hospedaje en sus pueblos, guías y todo lo que sirviera para librarse del yugo español.
Estos grupos étnicos que hacían todo lo que su élite local mandara y la élite cusqueña que quería usurpar el poder, probablemente creyeron que los españoles serían un grupo étnico más llegado desde tierras lejanas y que a la larga los podrían someter cuando ya no los necesitaran. Así, esta élite no tenía forma de saber que a la larga el juego de favores con estos primeros exploradores se les escaparía de su poder con la llegada de más españoles, de la desconfianza que se originaría entre ellos, y de su falta de unión frente a una fuerza extranjera.
En 1533, Atahualpa es ejecutado. Los españoles y sus nuevos aliados recorren el imperio hacia el sur, siendo recibidos entusiastamente por los huancas en la ciudad de Jatun Xauxa (Jauja). Arriban al Cuzco en 1534 tras enfrentarse con éxito a las tropas de los atahualpistas e imponiendo a Manco Inca(un noble inca, hijo de Huayna Cápac y opositor de Atahualpa), como nuevo gobernante de un imperio ya desmembrado. Manco Inca, luego de obtener el trono, se enfrenta a los españoles por sus constantes saqueos de templos y palacios en busca de oro. Así pone bajo sitio al Cuzco (dominado entonces por los españoles y sus aliados) y a la recientemente fundada población española de Lima, además de enviar una expedición "de castigo" contra los huancas por su "traición" al imperio. Tras meses de asedio, los españoles y sus aliados rompen el cerco del Cuzco y tras la batalla de Saqsayhuamán recuperan el control de la ciudad. Los ejércitos del inca que atacaban Lima, desertan. Al perder su autoridad y su imperio (cuyas provincias todas se habían independizando, de norte a sur, siendo las únicas fieles las del altiplano al sur de Cuzco las cuales se enfrentaron al conquistador Almagro) Manco Inca se retira a su reducto de Vilcabamba, en las montañas al norte de Cuzco. Allí él y sus descendientes resistirían hasta 1572, año en que el último Inca, Túpac Amaru, es finalmente capturado y trasladado al Cuzco donde fue ejecutado.

Catástrofe demográfica

Sin embargo, el acontecimiento más importante de estos años es la dramática disminución de la población que se registró en los Andes Centrales. Durante los años de la Conquista y los primeros del régimen colonial, grandes epidemias (enfermedades traídas por los europeos para los que los andinos no tenían defensas naturales) asolaron la población de los Andes. Se cree que el mismo Huayna Cápac (y su primer heredero nombrado, Ninan Coyuchi, cuya imprevista muerte habría desatado la guerra civil incaica) murieron de viruela. De hecho, los cronistas de la conquista (Cieza de León, por ejemplo, en su recorrido por la costa peruana) registran testimonios de un masivo despoblamiento de los territorios andinos. Algunos cálculos2 sugieren que la población andina habría sido de 9 millones antes de la invasión europea y que 100 años después sólo era de 600 mil habitantes. A ello habría contribuido también una baja en la tasa de natalidad producto de los profundos cambios sociales que caracterizaron la etapa siguiente.

El Perú virreinal y el ciclo de la plata

Mapa «Perv. Mar del Zvr». Cartógrafo : Guiljelmus Blaeuw. (1635). Edición Príncipe. 300 ejemplares.
Por las Capitulaciones de Toledo, que Pizarro había firmado con la corona española en 1529 se establecía que éste podía gobernar en nombre del Rey todas las tierras al sur (hasta 250 leguas) de Tumbes. posteriormente el otro líder conquistador, Diego de Almagro, obtendría el mismo estatus en los territorios al sur de la gobernación de Pizarro. Sin embargo el límite estaba cerca del Cuzco, lo que hizo que uno y otro bando reclamaran la posesión de la capital del Imperio incaico. Ello fue el inicio (1538) de una larga etapa de luchas intestinas entre los conquistadores, donde no sólo se disputaron territorios sino derechos (encomiendas) y privilegios, a veces sólo entre ellos, a veces contra la corona.
La Corona española finalmente impone su autoridad estableciendo que el Perú sería un Virreinato de España. Así se estableció una corte en Lima donde los Virreyes gobernaron ininterrumpidamente buena parte de Sudamérica entre 1544 y 1821. A partir del último tercio del siglo XVIII se fueron creando nuevos virreinatos con territorios escindidos del virreinato peruano.

El orden virreinal

Iglesia colonial construida sobre un templo inca en Vilcashuamán, Ayacucho.
La sociedad virreinal era conservadora y clasista. Los hijos de españoles nacidos en América (los criollos) tenían en un principio menor estatus que los propios españoles, y estaban impedidos de acceder a los más altos cargos. Debajo de ellos, en la escala social, estaban los indígenas y los mestizos. Sólo los curacas andinos conservaron parte de sus antiguos privilegios y merecieron instituciones especiales como escuelas para hijos de nobles. Se importaron esclavos de África Ecuatorial y fueron colocados en el último escalón de la sociedad.
Algunas instituciones incas fueron mantenidas pero corrompidas en perjuicio de la población andina. La mita, por ejemplo, se usó de excusa para el reclutamiento sin retribución de personal para el trabajo en las minas y las haciendas. Pero no fueron los únicos problemas de los andinos: Durante el gobierno del Virrey Francisco de Toledo (1569-1581) se hizo reorganizaciones forzosas de las comunidades andinas en pueblos llamados reducciones de indios. Además la religión católica fue impuesta a la población andina en medio de una agresiva evangelización caracterizada por la destrucción sistemática de santuarios y símbolos religiosos (Extirpación de idolatrías).

El mercantilismo imperaba y el libre comercio no fue permitido sino hasta mediados del siglo XVIII, lo que no impidió la existencia del contrabando de manera abundante. El centro comercial por excelencia era la aduana del Callao, puerto de Lima, desde donde se enviaba a España (vía Panamá) la plata extraída de las minas de plata de Potosí. De hecho fue la extracción de metales la actividad económica más lucrativa de la economía colonial pero fueron importantes también la agricultura (en grandes heredades controladas por ricas familias y órdenes religiosas) y la industria textil (obrajes).
Desde los tiempos de los conquistadores se fundaron nuevas ciudades algunas de las cuales alcanzaron un gran esplendor registrado en la riqueza de sus templos, como Arequipa, Huamanga (Ayacucho), Huancavelica, Trujillo, Zaña y las refundadas ciudades incas de Cuzco y Cajamarca.

El siglo XVIII

En el siglo XVIII, se liberalizó parcialmente la economía. Al abrirse todos los puertos sudamericanos al libre comercio, Lima perdió parte de su poder económico y sus clases dirigentes entraron en franca decadencia.
Como en tiempos de los incas, hubo diferentes insurrecciones contra el poder establecido. Las grandes insurrecciones de Juan Santos Atahualpa en la selva central (1742–1756), la del curaca Condorcanqui (Túpac Amaru II) en 1780 y la continuación de ésta por Túpac Katari en el Alto Perú desestabilizaron el orden colonial y determinaron severísimas represiones de parte de las autoridades. Es entonces cuando el virreinato empieza a militarizarse y los virreyes se preparan para afrontar los tiempos turbulentos de la independencia.

De las Cortes de Cádiz a la Emancipación

En 1810 y tras la invasión y usurpación del trono de España por parte de Napoleón, las colonias americanas establecieron juntas de gobierno, leales a la monarquía, que a la larga no fueron sino el primer paso a la independencia, debido al cambio político al régimen liberal en España. Sin embargo en el Perú los virreyes reprimieron desde el Cuzco los intentos independentistas que iban surgiendo en la sierra, como las rebeliones de Francisco de Zela y Mateo Pumacahua o las tres expediciones enviadas por la Junta de gobierno de Buenos Aires a través del Alto Perú, y desde Lima mantuvieron el gobierno del virreinato y dirigieron la contrarrevolución sobre los intentos surgidos en Chile y Quito.

República

Primera época Republicana (1821-1842)

Independencia del Perú

En 1820 el escenario se torna favorable a la independencia. Se produce el desembarco en Paracas del General argentino José de San Martín al mando de las tropas de la Expedición Libertadora del Perú enviada desde Chile por Bernardo O'Higgins luego de haber consolidado la Independencia de aquel país. Luego del mencionado desembarco se realiza la Batalla De Nasca, el 14 de octubre de 1820, Nasca así jura la independencia el día 16, Ica lo hará el 20 de octubre. Así, la situación permanece indecisa luego de varios choques y acciones de propaganda militar (la expedición de Álvarez de Arenales), proclamaciones de independencia de varias ciudades, algunos encuentros armados (como la batalla de Cerro de Pasco en 1820) y de negociaciones frustradas con el Virrey Pezuela. Finalmente el general español José de la Serna, tras un pronunciamiento militar contra Joaquin Pezuela, asume el gobierno del Virreynato, abandona Lima y se establece en Cuzco. El cabildo de Lima firma entonces el Acta de independencia que San Martín proclama el 28 de julio, convocando luego un Congreso Constituyente.
La Serna reorganiza sus fuerzas en la sierra del Perú y en el Alto Perú, desde donde realizan incursiones sobre la costa, destruyendo un ejército independiente en la batalla de Ica, 7 de abril de 1822, y retomando las fortalezas de el Callao. Los patriotas envían expediciones contra los bastiones realistas de la sierra a través de los Puertos Intermedios (sur peruano), pero que son destruidas en las batallas de Torata y Moquegua, 19 y 21 de enero de 1823. El presidente José de la Riva Agüero organiza un nuevo ejército que arriba a Arequipa y se interna en el Alto Perú, llegando a La Paz 8 de agosto de 1823, pero tras el resultado indeciso de la batalla de Zepita los patriotas sufren posteriormente la dispersión en una retirada precipitada. Entonces el Congreso de Lima decide encargarle a Bolívar, establecido entonces en Guayaquil, la dirección de la guerra.
Así y luego de entregarle poderes absolutos, Bolívar con refuerzos de la Gran Colombia (Venezuela, Colombia y Ecuador) organiza un nuevo ejército que permanece en Trujillo hasta tener conocimiento de la guerra civil entre los realistas por la sublevación el 22 de enero de 1824 del general español Olañeta al mando de los realistas altoperuanos. Bolívar aprovecha esta coyuntura y dirige la campaña de Junín, 6 de agosto de 1824, y más tarde su lugarteniente Sucre obtiene la victoria de Ayacucho (9 de diciembre de 1824) que determinan el final de la guerra en el Perú tras la toma de la fortalezas del Callao en 1826.

Tras la Independencia

Tras Ayacucho, el gobierno del Perú continuó en manos de Simón Bolívar, quien delegaba sus funciones ejecutivas en otros personajes, hasta su destitución en 1827, año tras el cual continúan las pugnas caudillistas; en el Perú ingresó a una etapa marcada por gobiernos militares, dirigidos por los caudillos de la independencia, período durante el cual la joven república se enfrenta en una guerra con la Gran Colombia (1829).
Durante los gobiernos de José de La Mar, Agustín Gamarra y Luis José de Orbegoso el debate político se centra entre liberales (que, como La Mar favorecían una presidencia controlada por el congreso) y conservadores (que, como Gamarra, eran amigos del autoritarismo); entre quienes pensaban que la nueva república de Bolivia debía anexarse al Perú (Gamarra) y los que creían en que era necesario federarlas. De esta última opinión era el general Andrés de Santa Cruz quien al llegar a la presidencia impulsa la unión de los dos países.
La Confederación Perú-Boliviana fue creada por Santa Cruz el 15 de junio de 1837 y disuelta el 25 de agosto de 1839 al final de la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. Al disolverse la Confederación Perú-Boliviana, los estados Norperuano y Surperuano conforman nuevamente una sola república que permanece hasta la actualidad.
Al quedar disuelta la Confederación, Agustín Gamarra -quien participó del Ejército restaurador- es impuesto como presidente por el Congreso, iniciando un gobierno de pacificación que termina por declarar la Guerra contra Bolivia y ser derrotado en la batalla de Ingavi, momento tras el cual se desata la anarquía en la república, dando efímeros golpes de Estado ente 1842 y 1843, hasta la ascensión también militar de Manuel Ignacio de Vivanco, contra quienes de sublevan domingo Nieto y Ramón Castilla, venciendo este movimiento en la batalla de Carmen Alto, y restituyendo al anterior Manuel Menéndez hasta las elecciones de 1845.

La Era del Guano

Es sólo con la primera elección de Ramón Castilla en 1845 que la República Peruana encuentra una relativa paz interior y puede organizar su vida política y económica. Le corresponde a Castilla abolir definitivamente la esclavitud y la pena de muerte. Establece políticas de promoción de extracción y exportación de fertilizantes naturales (guano de islas) que inician una era de prosperidad en el país. Los primeros ferrocarriles y el alumbrado a gas llegan al Perú en este período. Durante su segundo gobierno promulgan las Constituciones de 1856 (liberal) y la Constitución de 1860 (moderada), reorganiza los servicios postales y la carrera pública.
Para 1859 había muerto unos 41.000 peruanos en las constantes guerras civiles que sacudieron dicho país desde 1829.3
En 1864 una expedición española ocupa las Islas Chincha (productoras de guano) y desata un incidente internacional de grandes consecuencias en la política interna peruana, que llevó a un golpe de estado contra el presidente Pezet, la dictadura de Mariano Ignacio Prado y la declaratoria de guerra a España. Tras el combate del Callao (2 de mayo de 1866), la armada española se retira del Perú.
El gobierno de José Balta fue pródigo en obras de infraestructura (construcción del Ferrocarril Central) aunque en él se perciben ya las primeras muestras de exceso de gastos del gobierno. En las postrimerías de su gobierno, la elección, por primera vez, de un presidente civil, Manuel Pardo y Lavalle, llevó a una insurrección militar que terminó en el asesinato de Balta y la furibunda reacción de la población de Lima (que ejecutó a los usurpadores). Así termina lo que Jorge Basadre llamó Primer Militarismo. Pardo implementó importantes reformas de tipo liberal en la organización del estado. Sin embargo la principal fuente de recursos del estado, el guano, sobreexplotado, se empezó a agotar y resultó inevitable una crisis económica que el sucesor de Pardo, el ya anciano Mariano Ignacio Prado tuvo que afrontar, en medio de una virtual bancarrota del Estado.
Es en estas circunstancias cuando surge el diferendo territorial entre Chile y Bolivia. Obligado a ayudar a este último por un tratado secreto, Perú entra en guerra en 1879. La Guerra del Pacífico, que terminó con la ocupación de Lima entre 1881 y 1883, y la pérdida territorial de las provincia de Tarapacá y Arica en favor de Chile. Algunos de los principales íconos de la historia peruana son de este período (Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Andrés Avelino Cáceres). Luego de un período de inestabilidad política posterior a la derrota (gobiernos Miguel Iglesias y el ya citado Cáceres quién derrotó y derrocó al primero) llega el gobierno de Nicolás de Piérola en 1895 del Partido Demócrata tras una corta guerra civil que costó unas 4.000 vidas.4

La República Aristocrática y el Oncenio (1895-1930)

El gobierno de Piérola (el segundo en realidad, porque fue un desafortunado presidente de facto durante la guerra) reorganizó el Estado Peruano y saneó las finanzas públicas, impulsando el ahorro, la bancarización y la industria, y combatiendo la corrupción. Se incrementó el empleo y una nueva era de prosperidad empieza para el Estado. Es la llamada República Aristocrática, donde miembros de la élite social gobernarían desde 1899 hasta 1919 en paz y con crecimiento económico. El gobierno del demócrata Guillermo Billinghurst y los dos del civilista José Pardo y Barreda fueron probablemente los más notables.
Los movimientos sociales se habían organizado notablemente en esos años en el Perú. La lucha por la jornada de las ocho horas laborales (cuyo marco legal había sido dado por Billinghurst), la fundación de los partidos Comunista y Aprista y las poco conocidas revueltas campesinas en la sierra sur del país (generada por los abusos de las grandes haciendas) generaron una activa vida política.
La creciente agitación social preparó el camino para la interrupción de la democracia mediante un golpe de estado del ex civilista y ex ministro de hacienda Augusto B. Leguía quien continuaría con la política económica de sus predecesores aunque con marcados toques populistas.
El 28 de agosto de 1929 Tacna se reincorpora al Perú.

Tercer Militarismo

En 1930, el gobierno de Leguía fue terminado por un golpe de estado dirigido por el general Luis Miguel Sánchez Cerro, que tuvo importante aceptación popular dado el descrédito del presidente Leguía tras la crisis del 29. Se sucedió un gobierno de inspiración fascista que entró en conflicto abierto con el aprismo y las distintas facciones comunistas. El gobierno de Sánchez Cerro culminó con su asesinato por un militante aprista durante una revista de tropas a ser enviadas para el conflicto en Leticia.
En el año 1932, un grupo de ciudadanos de la Zona fronteriza Colombia-Perú, en vista de las demandas hechas por parte de la Casa Arana y Vigiles, se toman por asalto a la ciudad de Leticia, siendo derrotados por las armas colombianas en el hecho; se pierde la vida de 200 a 250 militares, y se ratifican las fronteras entre ambos estados como solución final del conflicto en el Tratado Salomón-Lozano.5
En junio de 1941, el ejército ecuatoriano agredió la zona de Zarumilla, en la frontera norte peruana, lo que desató la denominada Guerra del 41. Perú había formado una unidad de paracaidistas en la zona e hizo uso de ella en el primer combate en el Hemisferio Sur donde intervinieron tropas aerotransportadas, que produjo la toma de Puerto Bolívar el 31 de julio de 1941, mes cuando cesaron las operaciones militares. El Ejército peruano se encontraba en posesión de parte de la provincia ecuatoriana de El Oro, junto al Océano Pacífico, así como de partes de la provincia de Loja y reafirmó su control sobre los territorios orientales amazónicos sobre los que el Ecuador reclamaba soberanía. En Rio de Janeiro (Brasil) se firma el Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro el 29 de enero de 1942, que puso fin al enfrentamiento armado. Un nuevo conflicto brotaría en 1995 en la Guerra del Cenepa, que conllevó a la firma de los Acuerdos de Itamaraty (Brasil) donde Perú donde el conflicto limítrofe peruano-ecuatoriano tuvo su conclusión definitiva.
El retorno de la democracia es también el retorno de Manuel Prado y Ugarteche al gobierno por segundo periodo. Ante las críticas de su manejo de la economía nombra como primer ministro a Pedro G. Beltrán quien equilibra las finanzas públicas y estabiliza la moneda peruana. La defensa que Prado hace de los controvertidos resultados de las elecciones del 10 de junio de 1962 facilita un nuevo golpe de estado militar, aunque éste (dirigido por Nicolás Lindley López y Ricardo Pérez Godoy) tenía un carácter reformista al punto que esboza una reforma agraria. El breve gobierno convoca nuevas elecciones en 1963 que gana el centrista Fernando Belaúnde Terry (de Acción Popular). Belaúnde promueve obras públicas en el interior del país e intenta llevar a cabo una serie de reformas (incluida una reforma agraria integral) pero es permanentemente boicoteado desde el Congreso por la coalición formada por el Partido Aprista y la Unión Nacional Odriísta. En el interior del país se suceden las conflictos sociales y la acción de guerrillas de inspiración comunista.

El gobierno militar de los años 70

La crisis política de esta época que se desata por la supuesta pérdida de una página del contrato de la International Petroleum Company con el Gobierno Peruano, lo que genera una ola de indignación nacional y sirve de excusa para el golpe de estado de Juan Velasco Alvarado el 3 de octubre de 1968. El Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (comandado por Velasco hasta el 29 de agosto de 1975 y luego por Francisco Morales Bermúdez) emprende una ambiciosa reforma agraria, una masiva nacionalización de empresas y toma medidas para fomentar una gran industria estatal. Confisca los medios de prensa y hace gala de un agresivo discurso militarista y nacionalista. Pero los problemas del reformismo militar evidencian pronto ineficiencia, endeudan al Estado y lo lanzan a una aguda crisis económica. Francisco Morales Bermúdez enfrentó el descontento y presión popular para retornar a la democracia. Así una nueva Constitución (1979) redactada por un Congreso Constituyente elegido democráticamente es el primer paso para el retorno a la legalidad. Luego de las elecciones del 18 de mayo de 1980, Belaúnde retorna al poder.

Historia reciente

Los años 80
Un breve conflicto fronterizo con Ecuador en enero de 1981 culmina con la victoria del Perú. Pese a tener mejores condiciones parlamentarias que en su primer mandato, Belaúnde no supo enfrentar adecuadamente la crisis económica que se prolongó durante toda la década.
En estos años se inicia la lucha armada del grupo terrorista maoísta Sendero Luminoso que durante los siguientes quince años emprendería acciones violentas contra las fuerzas de seguridad y la población civil a través de asesinatos, ejecuciones sumarias en "juicios populares", y ataques con bombas a la infraestructura civil y estatal. Otro grupo subversivo, devenido posteriormente en terrorista, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, MRTA, comete asesinatos selectivos, secuestros y acciones de sabotaje.
Para el año 1982 la organización Miss Universo decidió realizar la final del concurso en la ciudad de Lima y esto hizo que aumentara de forma razonable el turismo para el país mientras que los grupos terroristas empezaban a marcharse del campo a la ciudad.
El desgaste sufrido por la derecha peruana durante los primeros años de la década aseguran el triunfo del Partido Aprista en 1985. Alan García se convierte así en el primer Presidente Aprista, contando con un moderado apoyo popular en los inicios de su gobierno. Sin embargo, tampoco pudo lograr acabar con los problemas económicos del país: la crisis económica alcanzó su peor nivel, una hiperinflación galopante, (producto de la emisión masiva de moneda sin respaldo) y escasez de alimentos, en medio del aumento de la actividad terrorista. García rompe con los organismos internacionales de crédito y emprende una fallida estatización de la banca.
Esta última acción genera la protesta de la sociedad civil liderada por el escritor Mario Vargas Llosa quien luego es elegido líder de una coalición de fuerzas de centro derecha con miras a las elecciones de 1990. Su discurso es liberal y pro empresa.
Los años 90
Para 1990, la situación del Perú era la de un país en quiebra económica, ignorado por los inversionistas y con un nivel de inflación jamás antes vivido por la población; con un estado ineficiente que no podía responder a los problemas del país. Los principales candidatos fueron el escritor Mario Vargas Llosa, quien formó el Frente Democrático (Fredemo), y el candidato oficialista del Partido Aprista y ex ministro de economía, Luis Alva Castro.
Sin embargo, faltando pocas semanas para las elecciones, surgió un total desconocido en política, llamado Alberto Fujimori, quien logró forzar una segunda vuelta electoral el 10 de junio de 1990 derrotando a Vargas Llosa. Así, se inició el decenio fujimorista, cuyo gobierno estuvo marcado por buenas y malas decisiones. Así, se derrotó al terrorismo, una amenaza social que desangraba al país desde los años 80, capturando a sus principales cabecillas y desarticulándolo por completo; se logró terminar la delimitación de la frontera norte con la República del Ecuador, después del conflicto del Cenepa, según el Protocolo de Río de Janeiro 1942 y la declaración de Paz de Itamaraty de 1995 y se dieron reformas liberales en la economía, que plantaron los cimientos necesarios para la recuperación de la maltrecha economía peruana y su ulterior despegue. Sin embargo, el autoritarismo gobernó junto con Fujimori, y la red de corrupción que tejió su principal asesor, Vladimiro Montesinos, derrumbaron al régimen fujimorista.
Los años noventa significaron la definitiva cancelación del modelo económico dirigido por el Estado que regía el Perú desde la época del reformismo militar. En estos años se redujo el tamaño del Estado, se abrió la economía al mercado internacional, y se privatizaron una serie de empresas estatales, muchas de las cuales habían sido utilizadas como botines políticos por los partidos políticos en el poder.
En lo político, se desarrolló un discurso contra los partidos y los políticos llamándolos tradicionales y a los que Fujimori culpó de la calamitosa situación del país. Utilizando aquello como pretexto y en medio de denuncias de corrupción contra miembros de los parientes presidenciales, el 5 de abril de 1992, Fujimori encabezó un golpe de estado denominado el autogolpe de 1992, con apoyo de las Fuerzas Armadas mediante el cual se disolvió ambas cámaras del Congreso e intervino al Poder Judicial. Luego de ello convocó a una asamblea constituyente que promulgó la constitución de 1993. Sin embargo, el ansia de poder y la corrupción fueron la otra cara de este gobierno que marcó el devenir del país.
El siglo XXI
El 9 de abril del 2000, tras unas cuestionadas elecciones, Fujimori logra un tercer mandato. La oposición, conformada por los diversos partidos políticos y organizaciones civiles de diversa índole, intentó evitar la juramentación del tercer periodo presidencial de Fujimori pero no lo logró. Seis semanas después, el 14 de septiembre, se difunden filmaciones donde se mostraba claramente el soborno de algunos Congresistas de oposición y empresarios para que favorezcan al Gobierno, lo que precipitó la caída del régimen. Fujimori abandonó el país solicitando permiso para ausentarse a la cumbre de la APEC para luego dirigirse al Japón, país del cual era ciudadano y desde el cual renuncia por Fax y donde se refugia. El Congreso no acepta la renuncia y lo destituye, inhabilitándolo para ejercer todo cargo político, irónicamente, por diez años. El entonces Presidente del Congreso, Valentín Paniagua, es investido como nuevo Presidente de la República ante la renuncia de los dos Vicepresidentes el 22 de noviembre.
El Gobierno de transición se orientó a la organización de nuevas elecciones y a una profunda campaña de moralización del aparato público y las fuerzas militares que habían caído bajo la influencia del sistema. El Presidente firma contratos de explotación para los yacimientos de gas de Camisea, y convoca a una polémica Comisión de la Verdad para investigar la lucha contra el terrorismo de los últimos años.
En las elecciones del 8 de abril de 2001, Alejandro Toledo es declarado como nuevo Presidente de la República. Estas se caracterizan también por el retorno de Alan García y su muy sorpresivo segundo lugar en la contienda electoral. La paradoja de su gobierno es que gozó de baja popularidad, envuelto en acusaciones de corrupción de la más variada índole, mientras la economía peruana logro superar la recesión y tuvo un gran crecimiento especialmente en la capital, la sierra central y la costa norte. En este período se inicia la negociación de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos el cual en su momento no era visto con buenos ojos por los campesinos del país porque temían que tuviera un efecto negativo sobre sus economías.
En las elecciones del 9 de abril y 4 de junio de 2006, en medio de un ambiente de incertidumbre por el futuro de la democracia, es reelegido Presidente de la República Alan García, (con un discurso y perfil más moderado y revindicador pese a su primer gobierno) frente al Oficial en situación de retiro Ollanta Humala.
En las elecciones del 2011 10 de mayo y 5 de junio, El Oficial del Ejército del Perú en situación de retiro Ollanta Humala pasó a segunda vuelta junto con Keiko Fujimori, hija del ex-presidente Alberto Fujimori. El Oficial en situación de retiro Ollanta Humala ganó por un alto puntaje en la primera vuelta dejando a Keiko Fujimori en empate técnico ante el economista y candidato liberal, Pedro Pablo Kuczynski. En la segunda vuelta, el nacionalista Ollanta Humala es elegido presidente de la república por un margen de 3% de ventaja.