Balaam, nombre de un personaje bíblico, adivino de la región de Mesopotamia. La Biblia lo referencia como hijo de Beor, en Petor.
La Historia de Balaam aparece en el libro de los Números. Luego que el pueblo israelitas sale de Egipto, Balaam fue consultado por el rey de Moab, Balac,
pues estaba temeroso de que su suerte fuera la misma que los otros
reyes, Og rey de Basán y Sehón rey de los amorreos, quienes murieron en
manos de los de Israel. De acuerdo al relato Bíblico, Balaam consulta a Dios para ver si puede maldecir a Israel por pedido de Balac,
pero Dios hace que un ángel se le aparezca a Balaam y le impida ir al
encuentro del rey; luego Dios le dice en sueños que vaya, pero que diga
lo que Él le diga. Sus palabras, favorables a los israelitas, provocan
la ira de Balac.
Sin embargo, serán los hebreos quienes maten a Balaam por aconsejar a los moabitas que los conviertan a sus dioses falsos.
En el arte paleocristiano, una de las interpretaciones del fresco de las Catacumbas de Priscila
donde aparece la Virgen con el Niño en su regazo y una figura humana
bien vestida que apunta a una estrella, es que se trate del profeta
Balaam tomando en cuenta el texto que habla de la estrella que saldrá de
la estirpe de Jacob (cf. Nm 24, 17).
Este personaje bíblico ha adquirido cierta fama dado que a él le habló su burra, cuando la castigó injustamente. (Números cap. 22, ver. 28-30)
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